Pantócrator de San Clemente de Tahul - Arte Romanico

Pantócrator de San Clemente de Tahull - Alta Edad Media, en torno a 1123

El Pantócrator se trata de uno de los motivos más habituales a representar en la pintura románica. Su iconografía deriva de la bizantina, del Cristo en majestad, representado a su vez como los emperadores romanos, es decir, entronizado. En el caso románico, Jesucristo no se encuentra simplemente sentado en un trono (a pesar de que también se quiere representar en majestad), sino en otro plano distinto al terrenal: Esto es lo que representa la mandorla, la llamada almendra mística que rodea a la figura y que la sitúa en lo celestial, en la gloria. 

En este caso, se nos representa a Cristo sentado, situado dentro de la mandorla divina y rodeado, como de costumbre, por los tetramorfos. Bajo él, encontramos una galería en la que se encuentran María y los apóstoles, posiblemente realizados por otro artista distinto al que pintó la figura principal. Cristo se encuentra en actitud de bendición, con el Libro de la Vida y la Sabiduría en su mano izquierda, abierto (esto es un dato importante, ya que es lo que señala su bendición, si estuviera cerrado se trataría de un Cristo en el Juicio Final). En el libro reza "Ego sum lux mundi", es decir, "yo soy la luz del mundo". Con su mano derecha, realiza una señal de bendición, reforzando el mensaje positivo que trae consigo. Su condición divina queda reforzada, además, por su gran tamaño en comparación con las otras figuras, ya que se establece una jerarquía: No se concibe el representar a los evangelistas ni, mucho menos, a figuras humanas al mismo nivel que Dios. A sus lados, nos encontramos la alfa y la omega, primera y última letra del alfabeto griego y por tanto símbolos del principio y el fin de todas las cosas. 
 







 

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